
Los frutos del arándano (Vaccinium corymbosum) son apreciados por su rica composición en compuestos bioactivos como flavonoides, ácidos fenólicos, taninos y antocianinas que les confieren propiedades nutracéuticas (Mannozzi et al., 2017). Además, los arándanos presentan muchos nutrientes esenciales como vitaminas (A, B, C y K), minerales (P, Mg, Fe, Ca, K, Mn) y bajos niveles de grasas y sodio. Tienen un papel esencial en la prevención de la pérdida ósea, la protección del hígado, la aterosclerosis, anticancerígenos, antihipertensivos, hipoglucémicos y regulan las respuestas inflamatorias.
Sin embargo, la fruta fresca se deteriora rápidamente debido a la pérdida de agua, presencia de moho gris y/o podredumbre (Yang et al., 2014). Su descomposición generalmente es causada por hongos, siendo la antracnosis (Colletotrichum acutatum) la enfermedad fúngica más común, seguida de la podredumbre de Alternaria (Alternaria spp.) y el moho gris (Botrytis cinerea) (Wang et al., 2010). La vida útil de los arándanos frescos generalmente está en el rango de 10 a 40 días, dependiendo de diferentes factores, como la madurez de la fruta, el cultivo, el método de cosecha y las condiciones de almacenamiento (Abugoch et al., 2016). La condición de almacenamiento adecuada es de aproximadamente 4°C, con una humedad relativa de 90-95% que cuesta a los productores mucho dinero y espacio para garantizar la calidad de la fruta y evitar cualquier deterioro.
Figura 1: Comparación de arándanos en diferentes niveles. (A) Arándanos frescos en árboles frutales; (B) arándanos enmohecidos. Fuente: Qiao et al., 2020.
En la actualidad se utilizan diversas tecnologías para reducir el deterioro, prolongar la vida útil y conservar el valor nutricional de estos frutos; mediante el uso de ozonización, radiación ultravioleta, envasado en atmósfera modificada, etc. Y además, se da mayor énfasis en las investigaciones en el desarrollo y aplicación de recubrimientos comestibles que presentan una importante alternativa de conservación debido a su capacidad para reducir la humedad, la migración de solutos, la respiración y la tasa de transpiración, para mantener la firmeza y, en general, retrasar la senescencia (Tezotto et al., 2014). Su uso es bien aceptado y promovido por las regulaciones internacionales que consideran el recubrimiento comestible como parte del alimento (Fuciños et al. 2017) y, por lo tanto, seguro de usar. Y con el fin de mejorar sus propiedades, se han empleado ingredientes funcionales en la formulación de recubrimientos comestibles, incluidos agentes antioxidantes, antimicrobianos, nutracéuticos y colorantes (Yang et al., 2019).
Figura 2. Características morfológicas de B. cinerea (A y B) Cultivos de colonias en PDA después de incubación a 20°C durante 4 días; (C y D) cultivos de colonias en PDA después de la incubación a 20°C durante 14 días; (E) imagen de micrografía de luz de conidios y conidióforos (con lente de objetivo 40X); (F) Detalle de conidios y conidióforos (con lente objetivo 100X); (G) Arándano saludable; (H) Arándano infectado. Fuente: Jiang et al., 2016.
Por ello, en los laboratorios de BNS se ha elaborado Life Cover Plus® enfocado en berries, que es una solución ecológica a base de subproductos orgánicos frescos que crea una barrera invisible y natural que reduce el estrés postcosecha en berries como los arándanos, sin emplear pesticidas, manteniendo su calidad hasta en un 200%. Este producto se aplica en Postcosecha, en el proceso de Packing tradicional de frutas reemplazando a las ceras convencionales.
Referencias: